Tal y como el SAT está haciendo con los contribuyentes, Banco de México (Banxico) dará a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público menos recursos de los previstos por concepto de remanentes y estos serán insuficientes para las finanzas públicas del país.
Analistas pronosticaron que el gobierno federal iba a recibir más de 100,000 millones de pesos -equivalentes 0.5% del PIB- por concepto de remanentes y este lunes Banxico dio a conocer que la cifra que transferirá asciende a casi 18,000 millones , lo que significa apenas 0.05% del PIB.
Lo que obtendrá la dependencia por remanentes supera el presupuesto de 17,529 millones de pesos que se programó este año para el Poder Legislativo o los 15,081.5 millones que se destinarán a Cultura durante 2025.
De acuerdo con la Ley del Banco de México y de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, 70% de los remanentes deben destinarse al pago o reducción de la deuda pública, y el restante 30% a fortalecer el Fondo de Estabilización de los Ingresos presupuestarios o cubrir los déficit fiscales si los ingresos son menores de lo programado.
Expertos consultados por Expansión señalaron que los remanentes que recibirá la Federación no alcanzarán a cubrir el monto de los compromisos financieros que tiene el país.
"El gobierno federal dispondrá de menos recursos para el pago de deuda", dijo Marco Cancino, economista y especialista en finanzas públicas.
Se tenía previsto que con remanentes de más de 100,000 millones de pesos, el déficit se podía reducir hasta a 4.5%; sin embargo, con la cifra que dio a conocer el banco central mexicano, la cantidad representa 10% de lo calculado, lo que significa un alivio marginal para reducir el déficit público.
Aunque la llegada de estos recursos no estaba contemplada en el presupuesto de Hacienda para este 2025, el gobierno sentirá un ligero alivio, tomando en cuenta que habrá un débil crecimiento de la economía este año.
Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), destacó que ante los pronósticos de recaudación optimistas por parte de Hacienda, la llegada de remanentes habría ayudado a evitar recortes en dependencias como salud.
"Tenemos un déficit de problema estructural, que andará rondando entre 4% o 5% del PIB, y que es alto. Así, se ponen en duda muchas temas de sostenibilidad", advirtió el especialista. "El problema es que muchas veces, para paliarlo hay recortes tremendamente dolorosos para la sociedad, como la salud".
La producción de vehículos eléctricos en México avanza con cautela. Actualmente, seis modelos de este tipo se ensamblan en el país, siendo el Ford Mustang Mach-E el pionero en este mercado. Los otros son dos modelos de Chevrolet, Blazer y Equinox; Cadillac Optiq, Honda Prologue y Jeep Wagoneer S. Pero la producción de estos modelos depende en gran medida de la demanda en Estados Unidos, la cual podría desacelerarse tras los recientes cambios en la política comercial de Trump, que eliminan los incentivos para estos vehículos y suman nuevos aranceles a su importación.
A principios de la década, las proyecciones de Statista indicaban que los vehículos eléctricos representarían el 30% de las ventas globales, lo que calentó los ánimos del sector para invertir en proyectos relacionados con la electromovilidad, impulsando la inversión extranjera directa (IED) en autopartes a “máximos históricos” año con año.
Un ejemplo de este dinamismo fue Nemak. En 2022, la compañía mexicana especializada en autopartes de aluminio anunció contratos por 1,530 millones de dólares para suministrar piezas a fabricantes de vehículos eléctricos. Estos acuerdos impulsaron el anuncio de la construcción de tres nuevas plantas dedicadas a la producción de carcasas de baterías.
Pero la adopción de los vehículos eléctricos en Norteamérica fue más lenta de lo previsto. Actualmente, representan menos del 10% de las unidades vendidas en la región, lo que ha afectado a empresas que apostaron fuertemente por esta transición. Nemak no ha sido la excepción. Ante la reducción de pedidos, la empresa reportó pérdidas en el último año y ajustó su producción de carcasas para vehículos eléctricos. Como medida de contención, decidió posponer la apertura de nuevas instalaciones en México y Alemania.
“La compañía logró acuerdos comerciales con los clientes involucrados, los cuales compensarán sustancialmente las inversiones realizadas”, informó Nemak en un comunicado. Sin embargo, no detalló el monto de dichas compensaciones ni el impacto en sus planes a largo plazo. Ahora, la incertidumbre sobre la política comercial de Trump ha llevado a los inversionistas a actuar con cautela. “Antes de desembolsar mayores capitales, ahora todos vamos a ir más con pies de plomo”, dice Gerardo Gómez, director de J.D. Power México. Según el experto, los flujos de inversión regresarán una vez que haya mayor estabilidad en la relación comercial entre México y Estados Unidos.
El freno en la adopción de vehículos eléctricos en Norteamérica contrasta con la dinámica de China, donde la industria se ha consolidado con una cadena de suministro completamente integrada. Empresas como CATL y BYD dominan la producción de baterías y se han convertido en proveedores clave para gigantes como Tesla, Mercedes-Benz y BMW.
Pese a este contexto, algunos líderes de la industria mantienen una visión optimista. Manuel Montoya, director del Clúster Automotriz de Nuevo León, considera que la construcción de una cadena de suministro para autos eléctricos trasciende las coyunturas geopolíticas, ya que las inversiones se hacen pensando en proyecciones futuras y la adopción de vehículos eléctricos, aunque aún incipiente en algunos mercados, no ha dejado de crecer.
Montoya destacó que en Nuevo León hay alrededor de 60 empresas que proveen componentes para la fábrica de Tesla en Austin, Texas. No obstante, reconoció que México aún carece de una producción local de baterías, un componente crítico para la consolidación de la industria. “Tenemos empresas como Quanta (Computer), que fabrica los ‘cerebros’ para Tesla, pero no tenemos hoy una fabricación de baterías en México. Eso es algo que sí sería muy deseable que desarrolláramos”, detalla Montoya.
Donald Trump cumplirá sus primeros 100 días en el gobierno este martes 29 de abril. Durante este periodo cambió la política estadounidense y sacudió al mundo. Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no aprueban su mandato.
Trump cuenta con el porcentaje de aprobación más bajo en sus primeros 100 días en el gobierno que cualquier presidente en las últimas siete décadas, de acuerdo con encuestas de medios locales.
El promedio de encuestas de Real Clear Politics muestra que hasta el 27 de abril 45.3% de los estadounidenses aprueban el desempeño de Trump, frente a 52.4% que desaprueban su gestión. A finales de enero, 50.5% aprobaba al presidente y 44.3% reprobaba el gobierno de Trump.
De acuerdo con una encuesta del Washington Post, ABC News e Ipsos, entre los votantes registrados, el deterioro de la popularidad ha sido aún mayor: en febrero, el 48% de los votantes registrados le dio una calificación positiva, en comparación con el 51% negativa; pero hoy esas cifras son del 42% positivas y del 55% negativas.
Por su parte, el Centro de Investigación de Asuntos Públicos de Associated Press-NORC publicó este fin de semana que 4 de cada 10 estadounidenses afirman que ven al presidente Trump como un líder pésimo en su segundo mandato.
La encuesta del Pew Research Center señala que índice de aprobación actual de Trump del 40%, lo que está a la par con su calificación en este momento de su primer mandato, aunque es más bajo que los índices de aprobación de otros presidentes recientes en los primeros meses de sus presidencias.
Entre los predecesores de Trump que se remontan a Ronald Reagan, el único otro líder que no disfrutó de la aprobación mayoritaria en su marca de 100 días es Bill Clinton (49% de aprobación en abril de 1993).
En abril de 2021, el índice de aprobación laboral de Joe Biden se situó en el 59%, aunque caería sustancialmente al 44% para septiembre de ese año.
Trump no tomó muy bien estas encuestas. El lunes acusó a varios medios de comunicación estadounidenses de estar "enfermos" y dijo que deberían ser investigados por "fraude electoral" después de que publicaran varias encuestas que le son desfavorables.
"Están enfermos, no escriben casi nada más que artículos negativos sobre mí, por muy bien que me vaya (…) y son verdaderamente enemigos del pueblo", dijo Trump en su red Truth Social.
José Antonio Peña Merino, conocido como Pepe Merino, es un politólogo y especialista en análisis de datos reconocido por su papel en la transformación digital del gobierno en la Ciudad de México y por ahora estar al frente de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, un ente al que se le empiezan a atribuir múltiples funciones ejecutivas.
Merino estudió una licenciatura en Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Ha sido académico en instituciones como el ITAM y el propio CIDE.
Además, es cofundador de Data Cívica, una organización sin fines de lucro creada en 2015 que busca reducir la brecha en el uso de datos y tecnología en temas de violencia y derechos humanos.
De 2018 a 2023, Merino fue titular de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) de la Ciudad de México durante la administración de Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno.
Durante su gestión, la ADIP logró reducir el número de trámites de 2,500 a 500, con el 40% de estos realizados en línea, y un ahorro de 2,200 millones de pesos. Además, se incrementaron los puntos de acceso a internet de 98 en 2018 a 31,296 en 2023.
Desde junio de 2024, Pepe Merino es el titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, un organismo nacional creado por la presidenta Sheinbaum. Esta agencia tiene como objetivo reducir a la mitad el número de trámites y digitalizar el 80% en los tres niveles de gobierno. Entre sus funciones se incluyen la creación de una identificación digital única, la supervisión de estándares tecnológicos y la promoción de la interoperabilidad entre dependencias.
Merino ha expresado que cuando los trámites son excesivos, se obstaculiza el ejercicio de derechos. Por ello, su enfoque se centra en simplificar y reducir la cantidad de procesos que los ciudadanos deben realizar, facilitando así el acceso a servicios gubernamentales. Es autor de varios libros como El consumidor mexicano del siglo XXI: consumo y bienestar y Ciudadanos.mx: Twitter y cambio político en México. También ha sido colaborador en medios de comunicación.
Con información de Expansión