¿Qué hay detrás del viva México cabrones?

Para la cultura e historia de México, el asesinato de Pancho Villa, líder de la revolución mexicana a comienzos del siglo XX, constituye uno de los hechos más viles y cobardes que haya ocurrido en la historia mexicana.

Porque a partir de ese momento, el grito popular de ¡Viva México, Cabrones! que se exclamó durante la revolución mexicana y luego de los sucesos de su muerte, se convirtió en un grito popular en la sociedad mexicana.

Es por esto que la finalidad del presente artículo de carácter documental, busca comentar los sucesos de la trágica muerte de este héroe nacional, y que es un símbolo de lucha social de la población que forma parte de los desposeídos, y que para los mexicanos la figura de Villa sigue vivo en las calles de la nación.

Pancho Villa, un héroe y mito nacional.

Cada 20 de julio se conmemora la trágica muerte de Pancho Villa. Porque según la creencia popular es la fecha que aparece como leyenda en las calles, en donde el sonoro grito de ¡Viva México, cabrones!, se convierte en una exclamación revolucionaria y como expresión nacional.

Auge y caída de un héroe

Cuenta la leyenda que el mismo Pancho Villa le expresó a uno de sus compañeros de lucha las siguientes palabras: "Parral me gusta hasta pa' morirme", como si él mismo vaticinara su trágico final. Era 20 de julio de 1923, y el acontecer político mexicano se caracterizaba por la pugna de poder.

Para ese momento se acercaba el final del mandato del entonces presidente Álvaro Obregón, y para ese momento se enfrentaban para sucederlo Plutarco Elías Calles quien se alzó en armas en búsqueda del poder, y Adolfo de la Huerta.

Para ese entonces Pancho Villa, expresaba su simpatía y apoyo a Adolfo de la Huerta, porque Villa creía que ese candidato seguía los principios de lucha por justicia social a los que se fue hacer la revolución mexicana por la reivindicación de los derechos campesinos.

Pero a los intereses norteamericanos en suelo mexicano no les convenía tal idea. Es por eso que comenzó a organizar la confabulación para aniquilar y desaparecer del escenario a Pancho Villa.

Pancho Villa, cuyo verdadero nombre fue José Doroteo Arango, se había apartado de la agitada vida pública viviendo en su hacienda ubicada en la ciudad de Canutillo, población que forma parte del Estado de Durango.

A principios de julio de ese año, decide dirigirse a la ciudad de Hidalgo de Parral, ciudad que se encuentra al sur de Chihuahua, en donde aspiraba encontrarse con algunos compañeros de lucha.

Según testimonio de su esposa Juana María Villa, Pancho Villa al despedirse de la familia comenzaron a llorar sus hijos agarrándose de sus piernas intentando impedir que se marchase, como si presagiaron de algo malo que le fuera ocurrir. A lo que Villa expreso: "Si no nos volvemos a ver en esta vida, nos veremos en la otra”

Antes la manifestación de tristeza, Villa los consuela sin saber que ese sería el último día que los vería. A pesar de que Villa estaba consciente que brotaban conspiraciones para su desaparición física, y que escapó a muchos atentados, él confiaba en la honradez de los candidatos presidenciales.

A pesar de que siempre estaba protegido por un grupo de 50 hombres cada vez que salía de viaje, rechaza que lo acompañe en esta oportunidad, y solamente se va acompañado por un total de cinco hombres, entre los que se encontraban su asistente Daniel Tamayo y el General Trillo.

Luego de consolar a sus hijos, se monta en un automóvil Dodge Brother, realiza el recorrido desde Parral hasta Río Florido para asistir al bautizo del hijo de un amigo. Al inicio del recorrido sufre un primer atentado del cual salió ileso, debido a que ocurrió en la hora de salida de unos niños del colegio convirtiéndose en un obstáculo para las pretensiones de los asesinos.

Diez días después Villa con la misma escolta de cinco hombres realiza el recorrido hacia Canutillo. En ese momento, el que conducía el vehículo Dodge era Villa por la calle Gabino Barrera de la ciudad, cuando repentinamente un hombre que tenía en su cabeza un sombrero de palma, exclamó al agitar sus brazos al pasar el vehículo: "¡Viva Villa!"

Dicho grito, representaba la exclamación de guerra de Villa cuando pertenecía a la división que luchaba por la revolución, pero fue más que utilizado por esta persona para avisar a los asesinos del líder revolucionario que se acercaba al lugar en donde lo estaban esperando.

Era además un aviso de sus captores, que el vehículo que conducía Villa hacia un giro a la derecha reduciendo la velocidad, al llegar a un punto ciego de la curva, repentinamente es asediado por una lluvia de 150 balas. De ese total 13 llegaron a la humanidad de Pancho Villa causando su muerte.

Tres de sus escoltas fallecen de forma instantánea, resultando dos heridos que sobrevivieron a la balacera. Finalmente se descubre que los actores intelectuales de dicho asesinato fueron el mismo presidente saliente Álvaro Obregón, apoyado por el que aspiraba sucederlo Plutarco Elías Calles.

Quienes respondieron a las demandas del gobierno norteamericano, que deseaban la desaparición física del líder de la revolución mexicana Pancho Villa. De esta manera aceptaría que Plutarco Elías Calles llegaría a la presidencia de la nación azteca resguardando los intereses norteamericanos.

Cuenta la historia que su cuerpo físico nunca tuvo descanso, debido a la profanación de su tumba a la que fue sometida, en búsqueda de su calavera. Es por esto que el 20 de julio de cada año, se cree escuchar en muchas calles del país el grito revolucionario que es parte del sentimiento nacional: ¡Viva México, cabrones!